Si detectas a tiempo que la persona que estás conociendo es un manipulador… ¿te quedas?, ¿te sigues engañando a ti misma porque te está mostrando su mejor versión y no quieres ver las pequeñas señales que lo delatan?
Es fácil caer en la tentación de quedarse un poco más ya que al principio el narcisista te llena de atenciones, halagos, de cariño para luego poco a poco, cuando ya estas enganchada comenzar su plan de acción como depredador hacia su presa, parasitándote a su antojo para alimentar su ego a través de ti.
Cuando conocí a Luis, me sentí atraída por su personalidad envolvente, de profesión artista, se dedicaba a pintar hermosos cuadros y pude apreciar en él una gran sensibilidad. Tuvo una infancia difícil perdiendo a su madre de niño y tener que pasar el resto de su infancia y parte de su adolescencia en un orfanato junto a su hermano.
Cuando me explicaba sus experiencias vividas, sentía tanta ternura que hacía que mi interés hacia él aumentase. Me encantaba escucharle, era muy profundo y tenía una parte espiritual que me encantaba. Todavía no nos conocíamos en persona, pero todas las noches hablábamos y tenía un gran sentido del humor y me hacía reír sin parar. Además, casi cada mañana recibía poesías escritas por él ya que decía que yo le inspiraba y todo esto hizo que me fuera ilusionando cada vez un poco más…
Cuando nos conocimos en persona hubo mucho feeling y me sentí muy bien a su lado y aunque me dio la sensación que todo se estaba dando muy rápido, me dejé llevar…sus halagos y sus abrazos me hacían sentir en una nube de la que no quería bajar. En realidad, era prácticamente un extraño porque casi no lo conocía, pero lo idealicé y magnifiqué.
Seguimos quedando varias veces y me propuso pasar el año nuevo juntos y pasar unos días en su casa. Fue entonces cuando intimamos más y me sentí colmada con sus atenciones y cariño. Nunca nadie me había abrazado de esa manera, incluso me expresó sus sentimientos hacia mí, y aunque me parecía «todo»un poco precipitado, no quise analizar más, solo me apetecía lo que estaba sintiendo a su lado…teníamos tanta complicidad y era tan atento conmigo que me sentía como una reina en su trono.
Aunque hubo algunas señales que me hicieron estar alerta, una antena se me encendió cuando casualmente vi que mantenía conversaciones por las redes sociales con otras mujeres mientras yo estaba allí esos días…aunque me molestó un poco no quise darle importancia ya que podían ser amigas de la misma manera que yo tenía mis amigos.
Al conocerlo un poco más y volver a vernos al siguiente fin de semana me di cuenta que solo hablaba él, que en realidad poco le interesaba mi vida y no me preguntaba cosas sobre mí, me interrumpía constantemente cuando yo hablaba. Tampoco le interesaban mis puntos de vista sobre diferentes temas, siempre quería él tener la razón y sus opiniones y gustos musicales, políticos etc, eran los válidos y muy crítico con lo que a él no le gustaba o no le parecía correcto. También comencé a percibir una cierta agresividad cuando hablaba de situaciones vividas con personas donde los demás eran culpables y él era un pobre victima que se tenía que defender.
Comencé a agobiarme bastante porque ya no me parecía ni tan interesante ni tan inteligente, me pareció más bien bastante infantil buscando siempre que lo «alabase» en sus hazañas y le dijese lo maravilloso que era y lo bien que hacía las cosas. Aun así, seguía dándome tantas atenciones y cariño que mi mente bailaba de un pensamiento a otro…me sentía aturdida y no conseguía pensar con claridad.
A veces también me hacía comentarios que a mí me molestaban un poco y aunque yo le repetí varias veces que esas bromas no eran de mi agrado, me las seguía haciendo…poco le importaba mi malestar.
Poco a poco se le fue cayendo la máscara y fui viendo cada vez más cosas que no me gustaban de él. Incluso descubrí que me había engañado con su edad en varios años de diferencia y para mí la mentira es algo que no puedo tolerar ya que me hace perder totalmente la confianza en el otro.
Al llegar a mi casa y poder ver con distancia y más claridad me di cuenta que no quería un hombre así a mi lado.
Después de lo vivido estando con él, por mucho abrazo y cariño que me diese había asomado una parte oscura suya que no me gustaba para nada. Había pretendido anularme y desvalorizarme en varias ocasiones y eso no lo podía permitir más. Así que con todo el dolor de mi corazón tomé la decisión de una adulta que se quiere y que ya se respeta a sí misma. No iba a volver a verlo más. Aquí finalizaba todo ese romance de película de ficción donde yo misma me había zambullido presa de la idealización de algo que no era real, solo una fantasía…y aunque a la niña interior que habita en mi le encantaba sentirse cuidada y abrazada por él, la adulta con cariño y determinación se la llevó diciéndole… cariño mío, aquí no nos quedamos, ¡Nos vamos!… y así fue…
Él quiso saber de mí, volver a verme, pero, aunque muchas veces aún lo echaba de menos, pude reaccionar a tiempo y eso era lo importante. Me quedaba con lo aprendido, con lo bonito de la historia, pero siendo capaz de salir corriendo cuando vi las orejas al lobo.
Hasta llegar aquí he tenido que vivir muchas situaciones de sufrimiento, donde me sentía incapaz de marcharme...Ahora por fin puedo elegir si quiero quedarme o no…ahora soy libre.
¿y tú eres libre? o ¿sigues enganchándote en relaciones tóxicas de pareja que luego no consigues soltar?